3.4.
Actividades de transferencia del conocimiento
3.4.1.
Subactividad:
El
testamento
El señor
Fonseca se murió, y para evitar complicaciones con los bienes que poseía,
redactó un testamento. Sin embargo, su previsión sirvió de poco por que el
documento quedó redactado así:
“Dejo mis
bienes a mi sobrina no a mi suegra tampoco jamás se pagará la cuenta del sastre
nunca de ningún modo para la limosnera todo lo dicho es mi deseo yo Facundo
Fonseca”
Reescribir
el texto de manera que los bienes le correspondan a:
• la sobrina
• la suegra
• al sastre
• a la limosnera
• al estado (ya que a los otros no
les corresponde nada)
“Dejo mis
bienes a mi sobrina, no a mi suegra.
Tampoco jamás se pagara la cuenta del sastre. Nunca de ningún modo, para la
limosnera. Todo lo dicho es mi deseo. Yo, Facundo Fonseca”
“Dejo mis
bienes a mi sobrina no, a mi suegra. Tampoco jamás se pagara la cuenta del
sastre. Nunca de ningún modo, para la limosnera. Todo lo dicho es mi deseo. Yo,
Facundo Fonseca”
“Dejo mis
bienes a mi sobrina no, a mi suegra tampoco jamás. Se pagara la cuenta del
sastre. Nunca, de ningún modo, para la limosnera. Todo lo dicho es mi deseo.
Yo, Facundo Fonseca”
“Dejo mis
bienes a mi sobrina no, a mi suegra tampoco. Jamás se pagara la cuenta del
sastre; ¡nunca, de ningún modo! Para la
limosnera, todo. Lo dicho es mi deseo. Yo, Facundo Fonseca”
“Dejo mis
bienes a mi sobrina no, a mi suegra tampoco. Jamás se pagara la cuenta del
sastre. Nunca de ningún modo, para la limosnera. Al estado, ya que a los otros
no les corresponde nada. Todo lo dicho es mi deseo. Yo, Facundo Fonseca
El Cuento.
Leer el siguiente cuento y
determinar cuál es el sistema al cual se refiere.
Cuentan que, en el Indostán,
determinaron seis ciegos estudiar al ELEFANTE,
animal que nunca vieron. (Ver no podían, es claro; pero si juzgar, dijeron.)
El primero se acercó al GRAN ANIMAL, que en pie se hallaba. Tocó su flanco
alto y duro; palpó bien y declaró: “Él ELEFANTE es ¡igual que una pared!”
El segundo, de un colmillo tocó
la punta aguzada, y sin más, dijo: “¡Es clarísimo! Mi opinión ya está tomada:
Bien veo que el ELEFANTE es ¡lo mismo que una
espada!”
Toca la trompa el tercero, y, en
seguida, de esta suerte habla a los otros: “Es largo, redondo, algo repelente…
¡El ELEFANTE – declara – Es una inmensa
serpiente!…”
El cuarto, por una pata trepa,
osado y animosos; “¡Oh, qué enorme tronco! – exclama. Y luego dice a los otros
- : Amigos, el ELEFANTE es como un árbol añoso…
“
El quinto toca una oreja y
exclama: “¡Vamos, amigos, todos os equivocáis en vuestros rotundos juicios! Yo
os digo que el ELEFANTE es ¡como un gran
abanico!
El sexto, al fin, coge el rabo,
se agarra bien, por él trepa… “Vamos, vamos, compañeros; ninguno en su juicio
acierta. El ELEFANTE es …, ¡tocadlo!, una soga…
Sí, ¡una cuerda!”
Los ciegos del Indostán disputan
y querellan; cada uno está seguro de haber hecho bien su prueba… ¡cada uno
tiene un poco de razón… y todos yerran!
Moraleja
Así sucede cada día en infinitas discusiones; quienes disputan, cada uno estima justas sus razones, y discuten, juzgan, definen, sin más, ¡a un ELEFANTE que no vieron jamás!
Así sucede cada día en infinitas discusiones; quienes disputan, cada uno estima justas sus razones, y discuten, juzgan, definen, sin más, ¡a un ELEFANTE que no vieron jamás!
(Cuento: Los ciegos y el elefante
– Fábula indostánica, John Gotfrye Saxe)
“Los lobitos y el
cochinito feroz“
Érase una vez dos lobitos quienes entre sus conversaciones
discutían de como poder cazar al cochinito quien vivía a escasas cuadras de su
casa, uno decía: si lo acorralamos y luego lo atacamos al cuello con nuestros
afilados dientes; lo podremos tener. El, otro
decía: no, no debemos hacer eso, pues si nos acercamos mucho este podría
atacarnos y hacernos daño, mientras en su casa el cochinito pensaba en cómo
defenderse de estos, dos lobitos. Él pensaba si salgo corriendo los podría
perder, pero decía ellos son muy agiles, y me podrían alcanzar. Al fin el tomo
la decisión de salir corriendo.
Una mañana normal,
los lobitos decidieron atacar al cochinito; este se encontraba
durmiendo, en el momento en que los lobitos pasaron su puerta el despertó. EN
medio de pánico el cochinito, no recordó sus planes de escape, así que el muy
valiente en el momento, lo único que hizo fue defenderse feroz mente de estos,
lobitos y los logro apartar de él.
Desde ese día el cochinito es conocido por el pueblo como el
“cochinito feroz”.
Moraleja: Así es la vida, nunca nos sale de acuerdo a lo
planeado, hay que adaptarnos a la situación.
“Estaba en un árbol de repente comenzó a llover, vi que dos
humanos caminaban y se divertían mucho, en ese momento pensé que era buena idea
maullar, para que ellos se percatarán de mi presencia y me ayudaran, para no
morir bajo esa fuerte lluvia, ellos se acercaron muy temerosa mente hasta que me
hallaron tras las hojas, no pudieron contenerse al verme y huyeron, no sé si
por mi forma…”
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EDIFICIOS
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TELARAÑAS
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Estos están construidos con materiales
resistentes.
Esta elaborado con alta tecnología y rutas de
escape.
En cuanto a equifinalidad este está diseñado para
de una u otra forma mantenerse en pie y no sufrir tanto daño.
En el caso del equilibrio este maneja, lo que es
su estructura muy bien ingeniada.
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El material de la telaraña es resistente, pero se
puede quebrar fácil.
Aunque está muy bien elaborado, hay muchas veces
que este mismo tiende a ser mortal para la tejedora
Esta telaraña está muy bien construida, pues esta tiene un sistema
avanzado, en el cual involucra elementos como su tela, la cual es fabricada
especialmente para ello.
Por su parte la telaraña tiene una muy buena organización en cuanto a
ubicación se refiere, siendo construida en lugares estratégicos.
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