viernes, 18 de agosto de 2017

transferencia de conocimiento

3.4. Actividades de transferencia del conocimiento
3.4.1. Subactividad:

El testamento

El señor Fonseca se murió, y para evitar complicaciones con los bienes que poseía, redactó un testamento. Sin embargo, su previsión sirvió de poco por que el documento quedó redactado así:
“Dejo mis bienes a mi sobrina no a mi suegra tampoco jamás se pagará la cuenta del sastre nunca de ningún modo para la limosnera todo lo dicho es mi deseo yo Facundo Fonseca”
Reescribir el texto de manera que los bienes le correspondan a:
•             la sobrina
•             la suegra
•             al sastre
•             a la limosnera
•             al estado (ya que a los otros no les corresponde nada)


“Dejo mis bienes a mi sobrina,  no a mi suegra. Tampoco jamás se pagara la cuenta del sastre. Nunca de ningún modo, para la limosnera. Todo lo dicho es mi deseo. Yo, Facundo Fonseca”

“Dejo mis bienes a mi sobrina no, a mi suegra. Tampoco jamás se pagara la cuenta del sastre. Nunca de ningún modo, para la limosnera. Todo lo dicho es mi deseo. Yo, Facundo Fonseca”

“Dejo mis bienes a mi sobrina no, a mi suegra tampoco jamás. Se pagara la cuenta del sastre. Nunca, de ningún modo, para la limosnera. Todo lo dicho es mi deseo. Yo, Facundo Fonseca”

“Dejo mis bienes a mi sobrina no, a mi suegra tampoco. Jamás se pagara la cuenta del sastre; ¡nunca, de ningún modo!  Para la limosnera, todo. Lo dicho es mi deseo. Yo, Facundo Fonseca”

“Dejo mis bienes a mi sobrina no, a mi suegra tampoco. Jamás se pagara la cuenta del sastre. Nunca de ningún modo, para la limosnera. Al estado, ya que a los otros no les corresponde nada. Todo lo dicho es mi deseo. Yo, Facundo Fonseca



El Cuento.

Leer el siguiente cuento y determinar cuál es el sistema al cual se refiere.

Cuentan que, en el Indostán, determinaron seis ciegos estudiar al ELEFANTE, animal que nunca vieron. (Ver no podían, es claro; pero si juzgar, dijeron.)
El primero se acercó al GRAN ANIMAL, que en pie se hallaba. Tocó su flanco alto y duro; palpó bien y declaró: “Él ELEFANTE  es ¡igual que una pared!”
El segundo, de un colmillo tocó la punta aguzada, y sin más, dijo: “¡Es clarísimo! Mi opinión ya está tomada: Bien veo que el ELEFANTE es ¡lo mismo que una espada!”
Toca la trompa el tercero, y, en seguida, de esta suerte habla a los otros: “Es largo, redondo, algo repelente… ¡El ELEFANTE – declara – Es una inmensa serpiente!…”
El cuarto, por una pata trepa, osado y animosos; “¡Oh, qué enorme tronco! – exclama. Y luego dice a los otros - : Amigos, el ELEFANTE es como un árbol añoso… “
El quinto toca una oreja y exclama: “¡Vamos, amigos, todos os equivocáis en vuestros rotundos juicios! Yo os digo que el ELEFANTE es ¡como un gran abanico!
El sexto, al fin, coge el rabo, se agarra bien, por él trepa… “Vamos, vamos, compañeros; ninguno en su juicio acierta. El ELEFANTE es …, ¡tocadlo!, una soga… Sí, ¡una cuerda!”
Los ciegos del Indostán disputan y querellan; cada uno está seguro de haber hecho bien su prueba… ¡cada uno tiene un poco de razón… y todos yerran!
Moraleja
Así sucede cada día en infinitas discusiones; quienes disputan, cada uno estima justas sus razones, y discuten, juzgan, definen, sin más, ¡a un ELEFANTE que no vieron jamás!
(Cuento: Los ciegos y el elefante – Fábula indostánica, John Gotfrye Saxe)

“Los lobitos y el cochinito feroz“
Érase una vez dos lobitos quienes entre sus conversaciones discutían de como poder cazar al cochinito quien vivía a escasas cuadras de su casa, uno decía: si lo acorralamos y luego lo atacamos al cuello con nuestros afilados dientes; lo podremos tener. El, otro  decía: no, no debemos hacer eso, pues si nos acercamos mucho este podría atacarnos y hacernos daño, mientras en su casa el cochinito pensaba en cómo defenderse de estos, dos lobitos. Él pensaba si salgo corriendo los podría perder, pero decía ellos son muy agiles, y me podrían alcanzar. Al fin el tomo la decisión de salir corriendo.
Una mañana normal,  los lobitos decidieron atacar al cochinito; este se encontraba durmiendo, en el momento en que los lobitos pasaron su puerta el despertó. EN medio de pánico el cochinito, no recordó sus planes de escape, así que el muy valiente en el momento, lo único que hizo fue defenderse feroz mente de estos, lobitos y los logro apartar de él.
Desde ese día el cochinito es conocido por el pueblo como el “cochinito feroz”.

Moraleja: Así es la vida, nunca nos sale de acuerdo a lo planeado, hay que adaptarnos a la situación.

“Estaba en un árbol de repente comenzó a llover, vi que dos humanos caminaban y se divertían mucho, en ese momento pensé que era buena idea maullar, para que ellos se percatarán de mi presencia y me ayudaran, para no morir bajo esa fuerte lluvia, ellos se acercaron muy temerosa mente hasta que me hallaron tras las hojas, no pudieron contenerse al verme y huyeron, no sé si por mi forma…”


EDIFICIOS
TELARAÑAS
Estos están construidos con materiales resistentes.
Esta elaborado con alta tecnología y rutas de escape.

En cuanto a equifinalidad este está diseñado para de una u otra forma mantenerse en pie y no sufrir tanto daño.

En el caso del equilibrio este maneja, lo que es su estructura muy bien ingeniada.
El material de la telaraña es resistente, pero se puede quebrar fácil.
Aunque está muy bien elaborado, hay muchas veces que este mismo tiende a ser mortal para la tejedora
Esta telaraña está muy bien construida, pues esta tiene un sistema avanzado, en el cual involucra elementos como su tela, la cual es fabricada especialmente para ello.
Por su parte la telaraña tiene una muy buena organización en cuanto a ubicación se refiere, siendo construida en lugares estratégicos.




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